Montoneros y Aramburu en clave irónica
En
la obra que el dramaturgo cordobés presentó en Salta, Aramburu aparece como un
expansivo conductor de televisión que cuenta el derrotero que siguió el cadáver
de Evita.
Por Cecilia Hopkins (Desde Salta-27/03/1015)
En
el marco de la XXX Fiesta Nacional del Teatro que comenzó el viernes pasado en
esta ciudad, se presentó Operación Pindapoy en representación de la provincia
de Córdoba y bajo la dirección de Jorge Villegas, también autor del texto. Tan
efectivo como polémico, el espectáculo se centra en el inicio de la experiencia
de Montoneros, concretamente en el racconto del secuestro del general Aramburu,
en mayo de 1970. “Soy un peronista que hace teatro –se define Villegas ante
Página/12–, y pienso que éste es un tiempo para poner en tensión estética temas
como el regreso de los jóvenes a la política.” Fundador del grupo Zeppelin
Teatro, Villegas tiene escritas numerosas obras en las que intenta dialogar con
la historia. Como Argentina Hurra!, una suerte de sitcom dark sobre el regreso
de Perón al país, o Man in chat, obra que muestra a San Martín tratando de
chatear con Bolívar luego del encuentro en Guayaquil. Villegas tiene un
manifiesto entre cuyos axiomas figura “el teatro no es sólo un espectáculo, el
teatro es, ante todo, una asamblea”.
Rodeado
de hombres disfrazados de gorilas (Santiago San Paulo y Matías Unsain, también
a cargo de los militantes montoneros), el propio general Aramburu (a cargo de
Rubén Gattino) aparece como un expansivo conductor de televisión que cuenta el
derrotero que siguió el cadáver de Evita para luego presentar las
circunstancias de su propio secuestro y posterior juicio como si fuera un
relato de ficción: jugando al ajedrez y tratando de convencer a sus captores de
que es inocente de los cargos que se le imputan. Otras escenas se basaron en
“Esa mujer”, cuento de Rodolfo Walsh, del cual fueron tomadas secuencias
textuales. El humor y la ironía es, en el espectáculo, una constante.
–¿Cuál es el objetivo del Proyecto Patria o Muerte, el ciclo del cual forma parte esta obra?
–Queremos
construir poéticas teatrales que piensen la historia no como algo clausurado
sino como algo que acontece y que hoy puede tender un puente hacia la comprensión
de la actualidad. Desde los ’70, nunca se habló tanto de Latinoamérica como
desde la creación de la Unasur. Creo que están dadas las condiciones para
pensarnos a nosotros mismos.
–¿Qué
aspectos de la historia de Montoneros quiere resaltar hoy?
–Aquella
era la primera vez que los jóvenes intervenían en la política decidiendo por sí
mismos. Los que secuestraron a Aramburu tenían poco más de 20 años. Y habiendo
sido educados en colegios católicos se negaron a ser soldados y gerentes del
sistema. Patearon el tablero y cambiaron el paradigma del rol del joven en la
historia argentina.
–¿No
hay demasiado romanticismo en esa mirada?
–Sabemos
que la experiencia de la violencia armada en el país y el fracaso final de
Montoneros provocan un fuerte rechazo. Nosotros no hacemos una reivindicación
de la lucha armada, una experiencia que hoy creemos clausurada, aunque sí
creemos que en los ’70 fue un hecho que marcó un espíritu de época y que
significó un cisma.
–¿No
cree que el montaje pasa por alto toda crítica a la dirección de Montoneros?
–Creo
que en Operación... señalamos que Firmenich (a quien se nombra MF) sería más
tarde seriamente cuestionado. No estuvo a la altura de las circunstancias y
prefirió huir cuando muchos militantes caían víctimas de un aparato represivo
que estaba en su apogeo. Con relación a la contraofensiva, creo que se
subestimó el criterio de los dirigentes más jugados, como Gelman o Walsh. Pero
creo que fallaron los hombres, no los jóvenes que por idealismo dieron su vida
por cambiar la historia del país.